lunes, 6 de septiembre de 2010

martes, 24 de agosto de 2010

Periodismo especializado. ¿Una fase superior?

Doctora Miriam Rodríguez Betancourt, Profesora Consultante de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Según la mayoría de los estudiosos, el Periodismo Especializado surge en Estados Unidos hacia la década del sesenta del pasado siglo en áreas como salud, medioambiente y economía doméstica.

Algunos afirman que pertenece a los años 50. El reconocido profesor José Luis Martínez Albertos asegura que "hasta los años posteriores a la II Guerra Mundial era inexistente en los periódicos la llamada crónica científica. Sólo existía -precisa- una cierta tradición periodística fuertemente especializada en el campo de la información económica" (1).

José María Sanmartí, quien clasifica el P.E. como fase superior del Periodismo Interpretativo, opina que de este último derivan el periodismo especializado, el de investigación, el de precisión, el de servicio y el local (2).

Pero la fecha exacta de su nacimiento como tal corriente o tendencia importa menos que las causas por las cuales surgió. Respecto a una de ellas, sobre todo, concuerdan sus principales teóricos: los nuevos intereses de los receptores.

Otras son la fuerte competencia en el mercado mediático y el desarrollo y extensión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que aceleran la especialización periodística.

El avance tecnológico, a su vez, demanda mayor capacitación y expertización de los emisores (3), y la competencia aviva las exigencias de las audiencias, cada vez más selectivas ante la superabundancia de informaciones y canales.

Se teje de este modo una compleja relación causa-efecto en el entorno global de la comunicación justamente en una época que va abandonando y superando la era de la cultura de masas para dar paso a la convivencia de modelos comunicativos diferentes, como indican los especialistas.

Las audiencias, ahora "selectivas y segmentadas" (4), requieren explicaciones de la naturaleza de los hechos, asuntos y temas; no les interesa únicamente qué ocurrió y qué puede ocurrir en el futuro, también cuáles son los antecedentes y qué opinan los expertos.

Para satisfacer estas exigencias, propias de un receptor obligado a seleccionar sólo lo que le es útil de una información que le cae encima en forma indiscriminada y abrumadora, se necesita un profesional "capaz de traducir a un lenguaje divulgativo y fácilmente comprensible para todos la cada vez mayor complejidad política, económica, cultural, demográfica, social y humana que caracteriza a las sociedades modernas". (5)

Bien lo previó James Reston hace ya varias décadas:

"El futuro de la información depende de comunicar inteligentemente lo que está sucediendo en el mundo, el mundo es cada vez más complicado, no se puede comunicar meramente la verdad literal, hay que explicarla".

BUSCANDO UNA DEFINICIÓN

Muchas y variadas son las definiciones y aun las denominaciones sobre Periodismo Especializado, al que indistintamente se le llama también Especialización Periodística e Información Periodística Especializada, término este último que nos parece el más adecuado puesto que incluye a los reporteros y no sólo a los articulistas, generalmente considerados expertos por emitir opiniones in extenso en torno a ámbitos específicos.

La diferencia de clasificaciones y descripciones revela, de entrada, que debe andarse con cuidado por estos predios porque no todo lo que en ellos brilla responde a lo que debe ser entendido como producto de tal hacer periodístico caracterizado, como atributo esencial, por el tratamiento riguroso que, sobre un determinado ámbito, realiza un periodista especializado. Al mismo tiempo, la "indefinición sobre las definiciones" muestra, como ha dicho Múñoz-Torres, que se trata de una tarea pendiente.

Coinciden varios estudiosos, sin embargo, en que este tipo de trabajo es una tendencia del Periodismo contemporáneo (6). Francisco Esteve apunta, incluso, que "junto con las innovaciones tecnológicas, (la Especialización Periodística) es uno de los fenómenos más significativos del Periodismo actual (7).

Por su parte, Montse Quesada, la profesora de la Universidad catalana Pompeu Fabra, pondera las cualidades del Periodismo Especializado, al que ella llama también Información Periodística Especializada, subrayando, asimismo, su importancia.

Ella destaca que esta modalidad profesional es capaz de explicar no solo el qué, sino sobre todo el porqué de los hechos, las consecuencias que ello puede significar, y "qué es lo que no ocurrió, aunque tal vez debiera haber ocurrido" (8).

Por similares razones, otros autores hacen equivaler el P.E. a la Información de Calidad o a la Información de Profundidad.

Héctor Borrat destaca que esta manera de producir textos periodísticos se caracteriza por "la coherencia interna de esos textos, la correspondencia de sus afirmaciones con la realidad, y la pertinencia de los conceptos, las categorías y los modelos de análisis aplicados, fuere cual fuere el tipo de texto y el tipo de lenguaje escogidos, el tipo de periódicos y el tipo de audiencia". (9)
Cabe detenerse en la anterior afirmación de Borrat en tanto ya está puntualizando que no sólo determina el tipo de texto, lenguaje, publicación y audiencia para catalogar un trabajo como Periodismo Especializado.

Muñoz-Torres considera que los criterios válidos para calificar a un texto periodístico como especializado no pueden basarse en los criterios formales, sino sustantivos.(10). No porque lo escriba un especialista o porque aparezca en un medio especializado, automáticamente se debe considerar un texto propio de este tipo de Periodismo.

Borrat está de acuerdo con ello cuando concluye que "el criterio último de especialización son los textos" (11). Hay que analizar el tema, el contenido y los enunciados de carácter informativo para el correcto criterio de clasificación.
También es necesario distinguir en los modos de hacer si se aplica minuciosamente la metodología periodística de investigación, como recuerda Quesada; la actitud evaluativa y de opinión, las fuentes utilizadas, la contextualización, entre otros aspectos definitorios (12).

Para ganar claridad en cuanto a la autenticidad de los trabajos que responden al P.E. vale la pena recordar sus diferencias con el llamado Periodismo Generalista o Presentista. Mientras este se guía fundamentalmente por el concepto de noticiabilidad, que tributa en primer lugar a la actualidad y a la información emergente, aquel se empeña en trascender la inmediatez y el conocimiento básico.

El carácter diario, dice Concha Edo, impone un ‘culto a la rapidez' que dificulta la capacidad de llegar a todos los asuntos y la posibilidad de tratarlos con la profundidad y el detalle que requiere un público diversificado e inteligente. (13).

Por el contrario, el P.E. no cultiva la rutina propia del diarismo, de la información orientada a satisfacer la curiosidad inicial. Al "ir más allá", profundiza un saber específico desde el rigor del conocimiento y el análisis, sin olvidar jamás, como expresión que se genera a partir de la profesión periodística, los intereses del público y los condicionamientos del medio por el que se trasmite.

Muñoz-Torres lo explica claramente cuando se refiere a la distinción entre un texto científico y uno periodístico: lo que los diferencia es el enfoque.

"El periodista especializado no busca conocer una rama del saber como lo haría un especialista, sino en la medida en que tal saber puede y debe ser objeto de información periodística por su interés para la sociedad" (14).

A ello se subordinan el estilo y el lenguaje, la perspectiva de comunicación del texto, su presentación y ubicación espacial o temporal, según el canal; la selección de las fuentes, los métodos de investigación, entre los elementos técnico-profesionales más importantes.

Frente al efecto igualatorio en el tratamiento de las noticias que produce el Periodismo Generalista (15), el P.E. o la Información Periodística Especializada, posibilita una mirada diferenciadora, singular, lo que significa el aporte de "una nueva función sintetizadora" (16).

Otra función que se atribuye al P.E. es la de "servir de puente entre cada especialidad y la audiencia, así como entre las distintas especializaciones entre sí" (l7) como forma de contrarrestar la tendencia al aislamiento provocado por la excesiva especialización que convierte a cada investigador y a cada área en territorios independientes y excluyentes.

COMO DEBE SER

Los trabajos pertenecientes a este modo de hacer siempre deben buscar un equilibrio, lo que pudiéramos llamar un "término medio" porque tanto la super especialización como su insuficiencia puede alejar a los receptores.

Por supuesto, el periodista especializado debe tener un conocimiento sólido de la materia a la que se dedica y, en medida similar, de las técnicas periodísticas para expresarla. Son muchos, y bien convincentes, los ejemplos de quienes, conocedores indudables de un tema, no pueden atraer la atención y el interés de los públicos por desconocer los códigos comunicativos del Periodismo.

No se trata, por cierto, de que el periodista especializado sepa tanto de la materia en cuestión como un experto-aunque en varias áreas pueda llegar a serlo-sino que, como método, acuda a fuentes de primera mano para elaborar su información.

Igualmente importante resulta la contrastación de fuentes, no depender de una sola y mucho menos si esa es la institucional. Las fuentes protagónicas y/o especializadas son claves por cuanto ofrecen información testimonial y crítica indispensable.

La documentación del tema, es decir, el relacionar la noticia o el asunto con sus antecedentes mediatos, constituye una premisa del periodismo especializado. Sólo así, con esta búsqueda de los orígenes más que de los elementos del entorno visible, el receptor estará en condiciones de conocer el contexto de la información, y esto sólo puede hacerlo un periodista especializado.

Utilizar técnicas documentales ha dejado de ser terreno exclusivo del documentalista. Hoy en día, un periodista, sobre todo el especializado, está obligado a conocer y emplear estas técnicas para hacer su trabajo integral, y para hacerlo también de modo más independiente.

La labor de documentar el tema requiere de mayor tiempo que el empleado por el periodismo generalista que prioriza, ante todo, la rapidez en el proceso de selección, elaboración y presentación de la información, no por insuficiencias técnicas sino debido a los ritmos urgentes de producción.

Para el periodismo especializado, el rigor de la investigación está por encima del rigor de la urgencia noticiosa. El objeto de este tipo de periodismo no es llegar primero, sino llegar con la mejor información, la más completa y profunda, por ello, como es obvio, no puede depender de los estándares usuales espacio-temporales del periodismo generalista.

LA FORMACIÓN: ESTE PERIODISTA SE HACE

Si para otros trabajos periodísticos las habilidades profesionales tal vez puedan adquirirse de modo empírico, con el autoestudio y el talento personal, en el P.E. es prácticamente indispensable que quienes lo ejercen reciban una preparación sistémica, formalizada.

Por otra parte, como advierte José María Sanmartí (18) "el proceso de especialización se está acelerando, lo cual exige perfeccionar aún más los métodos periodísticos para poder dar la visión global de la noticia y no quedarse en el detalle, la anécdota, el fragmento o la superficie".

Por eso Núñez Ladeveze afirma:"Un periodismo al servicio de necesidades públicas o de las necesidades derivadas de la difusión del conocimiento es completamente distinto y requiere una formación intelectual mucho más exigente que un periodismo orientado a satisfacer las necesidades de entretenimiento o a alimentar la propensión a la pasividad de las grandes audiencias" (19)

La vía más reconocida para la formación del periodista especializado se inscribe en el nivel superior de estudio. En reciente artículo, el periodista cubano Carlos González afirma que desde la educación de pre-grado se perfila la expertización, complementada en la etapa postgraduada con cursos de distinto nivel. (20).

González cita en su trabajo al investigador Pedro Ortiz Simarro, quien asevera que la formación del periodista especializado "no implica una parcelación de su conocimiento (...) sino que se trata de un valor añadido a su saber profesional" (21).

Pero sí se encuentran criterios contrapuestos en los enfoques de los programas y de los contenidos de estudio, así como también en la denominación de la asignatura, a la que se bautiza como Periodismo Especializado, Prensa Especializada, Información Periodística Especializada y Especialización Periodística.

A MODO DE CONCLUSIONES

Después de este somero recorrido que ha intentado abarcar aspectos históricos, conceptuales e instrumentales del Periodismo Especializado, cabe formular algunas reflexiones finales sin pretensión de última palabra:

1.- La cada vez más fuerte competencia entre los medios, la espectacular evolución de las TICs, el acelerado avance de la especialización científica y el surgimiento de audiencias selectivas se encuentran entre las principales causas del nacimiento y desarrollo del Periodismo Especializado.

2.- El Periodismo Especializado deviene una tendencia del Periodismo Contemporáneo en tanto responde a las exigencias de los receptores que necesitan informaciones particularizadas, rigurosas, completas, elaboradas por profesionales con conocimientos sólidos de las materias que abordan.

3.- Esta tendencia seguirá creciendo y desarrollándose; muchos aseguran que dada la superabundancia de información generadas por las Nuevas Tecnologías, se hace cada vez más necesaria una información especializada que responda a las exigencias de los receptores. No son pocos los que avizoran que el Periodismo Especializado es el Periodismo del futuro, que representa la información periodística de calidad frente a la espectacularización informativa que ni atiende ni explica los complejos problemas del mundo actual.

4.- Para determinar si un texto responde a este tipo de práctica, debe analizarse esencialmente la perspectiva desde la cual ha sido elaborado-enfoque que privilegia el interés que para la sociedad tiene la divulgación de ese conocimiento--; los métodos investigativos empleados para lograr el rigor de los contenidos, y el objeto o tema de los mensajes.

5.- A su función tradicional de puentes entre los públicos y las especialidad, y entre cada una de estas, se añade la función sintetizadora "para hacer frente a la actual atomización informativa producida por una superabundancia de conocimientos y saberes (22) y la de "contrarrestar los efectos perversos del especialismo a través de una adecuada divulgación del conocimiento". (23)

6.- El periodista especializado no tiene, necesariamente, que ser o llegar a ser un experto en la materia, como el mismo científico que la estudia o produce. Le basta con devenir un interlocutor válido para los especialistas.

7.- El periodista especializado debe facilitar el conocimiento más riguroso del tema empleando un lenguaje que pueda ser fácilmente decodificado por los receptores.

8.- El periodista especializado tiene que conocer y documentar ampliamente el asunto y área que trata, y en la misma medida dominar las técnicas de información que posibiliten una recepción efectiva de su mensaje en los términos profesionales que caracterizan la comunicación periodística: claridad, comprensión, amenidad, completitud.

9.- El Periodismo Generalista y el Periodismo Especializado no se excluyen entre sí, ni son antagónicos: se complementan.

10.- Corresponde al periodista especializado una formación del máximo nivel tanto en el área objeto de su tratamiento publicístico como en los conocimientos teórico-prácticos de carácter profesional.


Notas bibliográficas.

1.- Martínez Albertos, José Luis (citado por Múñoz Torres, Juan Ramón. "Clarificaciones conceptuales sobre Información Periodística Especializada" en Introducción a la Comunicación y la Información, Barcelona, Editorial Arial, S.A., Galdón, Gabriel (coordinador), 200l: p.l60

2.- Sanmartí, José María "Más allá de la noticia: el Periodismo Interpretativo" en Redacción para periodistas: informar e interpretar, Barcelona, Editorial Ariel, S.A., Cantavella, José; Serrano, Francisco (coordinadores) 2004; p, 337.

3.- Esteve Ramírez, Francisco, citado por González Carlos. "Especialización en el Periodismo, una tendencia en el mundo de hoy" en Tendencias del Periodismo Contemporáneo, La Habana, Editorial Pablo, Rodríguez Betancourt, Miriam (coordinadora), 2OO5, p. 8l.

4.- Tuñón, Amparo, citada por por González, Carlos, op.cit. p.82

5.- Quesada, Montserrat. "Periodismo Especializado" en Galdón, G. op.cit. p.126

6.- González, Carlos op.cit

7.- Esteve Ramírez, F. en González, Carlos, op.cit. p. 82

8.- Quesada, M. en Galdón, G. ob.cit. p.128

9.- Borrat, Héctor citado por Múñoz Torres, J. en Galdón Gabriel, G. op.cit.p.l69

10.- Múñoz-Torres, Juan R. en Galdón, G. op. cit. p,169

11.- Borrat, H. en Galdón, G. op.cit. p.l69

12.- Quesada, M. en Galdón, G. op.cit.p. l32

13.- Edo, Concha. "Las revistas e Internet como soportes del periodismo especializado y la divulgación en Estudios sobre el mensaje periodístico, número 5, Universidad Complutense, Madrid, 1994 p. 79

14.- Múnoz Torres, J. R. en Galdón. G. op.cit. p. 170

15.- Edo. C, op.cit. p.79

16.- Esteve, F. en Quesada, M. op. cit p.29

17.- Sanmartín, J.M. en Cantavella, J., Serrano, F op.cit. p.337

18.- ibidem

19.- Núñez Ladéveze, Luis El periodismo desde un enfoque interdisciplinar, en Redacción para periodistas: informar e interpretar, Juan Cantavella, José Francisco Serrano, coordinadores, Editorial Ariel, S.A. Barcelona, 2004 p. 25

20.- González, C op. cit.

21.- Ortiz Simarro, Pedro en González, C. op. cit. p.83

22.- Esteve, F. en Galdón. G. op.cit. p. 129

23.- Múñoz Torres, J. R. en Galdón, G. op.cit. p.175

martes, 10 de agosto de 2010

Tarea 1

Leer una obra literaria o ver una película que retraten a los periodistas. Presentar un informe en la siguiente clase sobre el papel que desempeña el periodista y cómo se relaciona con los atributos del buen periodista.

domingo, 8 de agosto de 2010

Periodistas especializados y acostumbrados: la divulgación de la ciencia

Revista Latina de Comunicación Social, 20.
Lic. Carlos Elías ©
Licenciado en Ciencias Químicas y en Ciencias de la Información
Doctorando en Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna y redactor de la Agencia Efe (Tenerife)

Resumen

En este trabajo intento hacer una reflexión sobre la falta de periodistas verdaderamente especializados en España, sobre todo en las áreas relacionadas con las actividades científicas como el periodismo medioambiental, el sanitario y el científico. Mientras la sociedad demanda cada vez más información precisa sobre estos asuntos, porque también es más culta, los periódicos se dedican a trivializar la ciencia. Los diferencio de los periodistas acostumbrados: aquellos que, en mi opinión, se creen especializados porque llevan mucho tiempo en una sección. Y sostengo que la diferencia estriba básicamente en la formación universitaria de postgrado que adquiera el periodista. En este sentido, y debido al carácter segregatorio que las ciencias experimentales han tenido tradicionalmente en las facultades de humanidades españolas -entre las que se encuentran las de periodismo- creo que el problema radica en la falta de conocimientos mínimos de una parte importante de los periodistas españoles para abordar con rigor la información científica. La solución al problema estaría en el modelo anglosajón en el que se introducen niveles introductorios de estas materias la carrera de Ciencias de la Información, al igual que se hace con la economía, el derecho o la sociología en España. También debería impartirse introducción a la comunicación en las carreras científico-técnicas.

La especialización y la divulgación en la prensa diaria

La aparición de la radio y la televisión en el mundo de la información llevó a la prensa a especializarse para poder competir. Mientras la radio y la televisión aspiraban a la inmediatez, la prensa buscaba el análisis y la interpretación. Su camino debía pasar necesariamente por la reflexión. Nació así el periodismo especializado. Primero fue en política y economía, pero pronto aparecieron otras ramas como el periodismo educativo, científico, medioambiental o sanitario. Los principales diarios comenzaron a contratar a redactores especialistas en un principio para que elaboraran ese tipo de informaciones y, posteriormente, para realizar auténticos suplementos especializados.

Sin embargo, aunque la divulgación se haga fundamentalmente sobre la base de un periodismo especializado, la especialización no implica, necesariamente, una divulgación. Ésta estaría incluida dentro de los estilos periodísticos tradicionales en el periodismo explicativo. Sin embargo, es esta divulgación la que según muchos expertos puede salvar al periodismo escrito de una muerte anunciada. Y no le faltan datos para argumentar sus pronósticos. La lectura de prensa ha decaído en todos los países europeos y en Norteamérica.

¿Es necesaria la divulgación?

No creo que sea necesario profundizar en este asunto. Todos los expertos, desde la ONU, la UNESCO, los diferentes colegios profesionales y colectivos de investigadores coinciden en que la ciencia, la medicina, el medio ambiente, la economía o la historia deben ser divulgadas con rigor en los medios de comunicación como forma de contribuir a elevar en nivel cultural de un país. Otras, como la política, aunque no se escuchen voces a favor de su divulgación desde los sectores implicados, sí es cierto que la existencia de profesionales realmente especializados en esta área contribuye a reforzar el papel de contrapoder que ejerce la prensa en un sistema verdaderamente democrático.

¿Quién debe hacerlo, los periodistas o los expertos?

La especialización en periodismo se origina en España en estos momentos como consecuencia de que en una realidad compleja -como la actual- el periódico prefiere asignar redactores a determinadas áreas para que se encuentren más cómodos en su trabajo y lo acometan con mayor eficacia.

Sin embargo, los antecesores de los periodistas especializados se encuentran en los colaboradores (1) que según el catedrático de Información Periodística Especializada de la Universidad Complutense de Madrid, Javier Fernández del Moral, han constituido durante mucho tiempo el precedente más claro del periodista especializado.

Añade, en su libro "Fundamentos de la información periodística especializada" que este colaborador ha tenido cierto estatus en las redacciones periodísticas llegando a estar, en algunos medios, como fijo en plantilla dada la constante utilización que se hacía de sus servicios y recuerda que en especial se requerían sus conocimientos y se siguen requiriendo en los temas de carácter científico y técnico. Para Fernández del Moral, esta situación ha conducido a que muchos "especialistas" en determinadas materias se hayan convertido en periodistas especializados.

Sin embargo, lo habitual en España es que la especialización se adquiera por la vía de acudir siempre a un determinado tipo de acontecimientos informativos que tienen que ver con un contenido similar, ya sea en el ámbito de la sanidad, la educación, la ciencia, la política, la religión o el deporte.

El periodista, por tanto, sólo se limita a conocer quiénes son los responsables de esas áreas en las distintas administraciones públicas y privadas, y a disponer de una agenda de expertos -profesores universitarios, investigadores de centros oficiales, jefes de prensa de determinados organismos, directores generales, jefes de servicio, etcétera-. Es cierto que, con el paso del tiempo, se puede acostumbrar a redactar sobre ese tema, pero... ¿Será capaz de realizar un verdadero periodismo especializado? ¿Podrá realmente divulgar?

El DRAE define el término divulgar como publicar o poner un conocimiento al alcance del público. Sin embargo, en el contexto periodístico tiene una acepción más amplia: para que el público tenga realmente acceso a ese conocimiento, no basta sólo con transmitirlo; el verdadero conocimiento llega con la explicación de las circunstancias que concurren, así como del hecho en sí.

Es aquí donde se plantea el dilema. ¿Es capaz un periodista, al que el redactor jefe ha enviado circunstancialmente a una sección determinada, de convertirse en un redactor especializado capaz, incluso, de divulgar?

La respuesta no es sencilla. Básicamente depende de los gustos del periodista, de su formación previa, de su disposición para aprender y del nivel y circunstancias que los lectores tengan de esa materia concreta en la que el profesional del periodismo aspira a ser especialista.

¿Qué se entiende por periodista especializado capaz de divulgar y en qué se diferencia del acostumbrado?

La respuesta depende de la óptica con la que enfoquemos el tema. Desde el punto de vista del mensaje, el periodista especializado debe tener los suficientes elementos de juicio como para comprender lo que le dicen las fuentes y, sobre todo, para interpretar el contexto en el que lo dicen.

La divulgación exige una explicación de las causas y circunstancias que concurren en el hecho noticioso y esto sólo puede conseguirse con una adecuada cultura periodística del redactor. Un elemento importante a resaltar es que la cultura se adquiere -nadie nace aprendido- pero se debe manifestar un interés explícito para paliar esa carencia de conocimientos. Posiblemente sea aquí donde resida la clave del problema de la deficiencia de algunos periodistas especializados. Y es que, mientras existe entre los licenciados en Ciencias de la Información cierta inclinación, en especial por los temas de política, de literatura o, incluso, de cultura en general, -y en este sentido, considero que estas especialidades sí están mejor tratadas en la prensa-; no ocurre lo mismo con parcelas como la ciencia, la medicina o el medio ambiente.

Cuando la carencia de conocimientos en estas áreas es notoria, como sucede, por ejemplo con los que poseen un bachillerato orientado hacia las ciencias sociales o las humanidades -no existe ninguna asignatura de contenido científico en los planes de estudio actuales tanto de bachillerato superior como en la universidad-, el periodista no puede interpretar más allá de lo que le sugieren las fuentes sin correr el peligroso riesgo de equivocarse. En este caso, la divulgación, en el más amplio sentido de la palabra, se hace totalmente imposible.

Para Fernández del Moral, "la principal dificultad en este nivel estriba en la enorme separación entre las ciencias experimentales y las ciencias humanas, lo que se denomina en el lenguaje coloquial ‘las ciencias’ y ‘las letras’". Esta profunda separación ya fue definida en 1965 por C.P. Snow en su libro "El conflicto de las dos culturas" (2).

Estas dos sendas culturales provienen históricamente de la separación entre la mathemata griega y las ciencias formales de los sofistas, sólo que entonces existía una síntesis entre ambas vías de conocimiento y hoy, según Fernández del Moral, "la separación es mucho menos salvable y, desde luego, más profunda y generalizada. De ahí la necesidad de crear un clima propicio para la nueva síntesis".

En España, al contrario que en Estados Unidos, nunca ha habido un debate serio sobre cómo afecta la escasa formación científica formal de los periodistas y los licenciados en humanidades a la divulgación de la ciencia.

Así, en los libros sobre periodismo científico -al menos en las ediciones de 1990, 1992 y 1997- escritos por el actual presidente de la Asociación Española de Periodismo Científico y profesor de esta materia en la universidad privada San Pablo-CEU, Manuel Calvo Hernando, no se menciona la necesidad o, al menos, la conveniencia de que el divulgador científico adquiera una formación universitaria en estas disciplinas.

Calvo Hernando enumera, en las sucesivas ediciones ampliadas y corregidas de sus manuales sobre periodismo científico, las características que debe poseer el periodista científico, entre las que destaca la claridad, la disciplina consigo mismo, la capacidad de concentración y de asombro, la paciencia, la preocupación y la tenacidad.

Considera asimismo que el objetivo primordial de este profesional debe ser la comunicación y divulgación de la ciencia, para lo cual debe enfrentarse, según Calvo Hernando, con un doble requerimiento: "Conocer el tema que va a tratarse y saber contárselo al público de modo sencillo y sugestivo, y traduciendo no sólo los conceptos, sino todo un lenguaje, y sin dejar un solo término científico (aparte de los que van entrando en la vida cotidiana) sin una explicación" (3).

Lo que no dice es cómo se consigue eso con la paupérrima cultura científica que se enseña en el bachillerato español de humanidades y cómo se soluciona si los actuales planes de estudios de las facultades de ciencias de la información no incluyen las disciplinas de divulgación e introducción a la ciencia entre sus asignaturas.

Entre los investigadores estadounidenses del periodismo científico, la actitud frente a este problema de la falta de formación científica de los periodistas es radicalmente diferente, pues representa una parte fundamental de su discurso.

La profesora de Sociología de la universidad estadounidense de Cornell Dorothy Nelkin señala en su libro "La ciencia en el escaparate" (4) -en el que se recoge los modos de comunicación de la ciencia en los Estados Unidos- la absoluta necesidad de una preparación científica de los periodistas para poder evaluar lo que se les dice. Matiza, sin embargo, que aunque muchos ejemplos avalan la necesidad de que los periodistas tengan un mayor dominio metodológico sobre la ciencia, los divulgadores están divididos en cuanto a la importancia y profundidad de esa preparación científica formal.

Los que están a favor argumentan, según una encuesta recogida por Nelkin y publicada en la revista NASW Newsletter (5), que los periodistas con formación pueden juzgar de forma más crítica las cosas que se les dice y los métodos de investigación poco serios. Señalan que los periodistas con escasos conocimientos científicos tienen dificultades para encontrar argumentos técnicos, saber qué preguntas hacer y cómo valorar las respuestas. "Demasiados preocupados en lograr una comprensión básica, tienen poco tiempo y energía para interpretar los asuntos esenciales", señala Nelkin.

Los periodistas estadounidenses contrarios a esta formación científica, aun aceptando que es necesaria para alcanzar una mayor sofisticación, piensan, según la encuesta citada, que un exceso de educación científica puede perjudicarlos.

En su opinión, un periodista generalista planteará preguntas más simples que un especialista, por lo que obligará a los científicos a expresarse con más claridad y se podrá llegar más lejos en el alcance de la noticia. También consideran que los periodistas con demasiada formación pueden llegar a asumir los valores de los científicos y perder su capacidad crítica.

En este sentido, muchos periodistas opinan que los cronistas que son básicamente científicos ven las noticias en términos del progreso científico, mientras que los que son propiamente periodistas las ven en términos de sus efectos sobre la gente y la calidad de vida.

Lo que sí es cierto es que, en mi opinión, estos supuestos defectos se convierten en virtudes cuando se trata de un periodista de un gabinete de comunicación de un organismo científico. Resulta tercermundista que la mayoría de los responsables de prensa de estos organismos en España no cuenten con una adecuada formación científica además de la periodística.

Para John C. Burnham, profesor de Historia de la Universidad estatal de Ohio y autor del libro "Cómo la superstición ganó y la ciencia perdió: la divulgación de la ciencia y la salud en los Estados Unidos" (6) existe aún una falta de cultura científica entre los periodistas estadounidenses, sobre todo en los redactores de los periódicos pequeños, lo cual ha propiciado que en sus informaciones científicas predominen el sensacionalismo, la visión social y el fenómeno de la "agenda setting", hechos todos que han contribuido, en su opinión, a que la superstición haya ganado la victoria a la información científica y a que la ciencia esté cada día más descalificada.

Burnham considera que la falta de auténticos profesionales capaces de hacer atractiva la ciencia provoca que elijan el camino de la superstición y responsabiliza a los dirigentes de los periódicos y a su carencia de cultura científica del hecho de que los pensamientos mágicos y las supersticiones más rancias aparezcan con total impunidad en los medios de comunicación.

También critica a los científicos de los que dice que han dejado en manos de periodistas y gabinetes de comunicación la divulgación de las teorías científicas, dedicándose exclusivamente a sus laboratorios y olvidándose de que ellos también tienen la obligación moral de divulgar.

A juicio de Burnham, esto no sucedía en el siglo XIX, en el cual la ciencia gozaba de mayor prestigio que en el XX, hecho que atribuye a que en el siglo pasado los periódicos utilizaban para la redacción de su información científica prestigiosos colaboradores con amplia formación los cuales fueron sustituidos en el siglo XX por los periodistas.

Sin embargo, tampoco debería aceptarse que esta divulgación debería hacerla los científicos, los médicos o los ecologistas -que son los dueños del mensaje- y no los periodistas. Y es que, asumiendo que estos colectivos deberían estar más implicados en la divulgación y transmisión pública de sus conocimientos, aceptar que sólo debe estar en sus manos es como consentir que la divulgación de la política debe estar tutelada por unas fuentes interesadas como son los políticos.

En mi opinión, una circunstancia es que dispongan de espacio en los medios de comunicación para manifestar sus opiniones en la prensa y otra muy distinta que les corresponda a ellos la interpretación y la elaboración de la información de lo que acontece en el mundo político.

Con respecto a la ciencia, la medicina o el medio ambiente sucede lo mismo. Resulta inaceptable, en una sociedad tecnológica y científicamente avanzada como corresponde a las postrimerías del siglo XX, que las informaciones estén paralizadas o manipuladas por los expertos y que no existan periodistas especializados, capaces de divulgar, de interpretar o de descubrir los porqués de los hechos noticiosos que suceden en la realidad cotidiana y cuyas causas o consecuencias tienen que ver con aspectos científicos.

¿Cómo resolver este problema?

La solución a este problema, que en España se intenta obviar para no levantar ampollas en las ya de por sí delicadas relaciones entre las facultades de ciencias experimentales y humanidades la publicó en la revista "Arbor. Ciencia, Pensamiento y Cultura", editada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 1990, el entonces presidente de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico, Julio Abramczyk.

En la página 159 del número 535, Abramczyk afirma que para evitar una mala divulgación de la ciencia "las universidades deben proporcionar oportunidades para el perfeccionamiento de los periodistas dedicados profesionalmente al área científica, como por ejemplo, periodos de estudio y entrenamiento en laboratorios de investigación, donde periodistas estarían en contacto por un cierto tiempo con los investigadores" (7). Añade que "ésta sería la solución ideal para una simbiosis maravillosa: periodistas aprendiendo nociones de importantes conceptos sobre los más diferentes ramos de la ciencia, y los científicos recibiendo, en contrapartida, la idea de que el contacto con los periodistas es realmente válido para el esfuerzo común en beneficio de toda la sociedad".

Esta idea también es compartida por el actual vicepresidente de Relaciones Institucionales del CSIC, Miguel García Guerrero, quien en la inauguración del II Congreso Nacional de Periodismo Ambiental en 1997 señaló: "La ciencia, no cabe duda, es parte esencial de la cultura y motor de la sociedad presente y futura y todos debemos contribuir al establecimiento de una verdadera cultura científica en la sociedad española" (8).

Emilio Muñoz, profesor de investigación del CSIC en el área de filosofía de la ciencia y ex presidente de esta institución científica, indicó en el I Congreso Nacional de Periodismo Científico, celebrado en Madrid en 1990, que conectar los medios de comunicación de una manera plana y eficaz con los científicos, deberían tenerse en cuenta, al igual que en otras actividades profesionales la multidisciplinariedad y la interdisciplinariedad. Sólo de esta manera el investigador conectaría en el mismo nivel con el periodista especializado en la transmisión de mensaje, aunque cada uno manteniéndose en su propia esfera (9).

Desde mi punto de vista, la solución a este problema de dificultad de comprensión de los mensajes científicos por los periodistas españoles se realizaría incorporando la ciencia a la cultura humanística de los españoles tanto en el bachillerato, como sucedía hasta los años 70, como en la universidad tal y como se hace en los países anglosajones, donde un licenciado en derecho puede, si así lo considera conveniente, realizar un curso de genética.

Sin embargo, teniendo en cuenta que esta circunstancia implicaría un cambio en la mentalidad heredada de la tradición latina de que la ciencia experimental no pertenece al mundo del pensamiento y por tanto al de la cultura, lo más pragmático sería posibilitar que los periodistas tuvieran acceso a clases de introducción a la ciencia en las que sin necesidad de acudir a fórmulas matemáticas o químicas se les explicaran los principios de organización del universo, de la vida o de la materia.

Esta formación debería ser recíproca con los científicos. Es decir: las carreras científicas deberían incorporar a su currículo la introducción de nociones sobre cómo se elabora la información así como de los mecanismos de funcionamiento de los medios de comunicación actuales. Tanto la primera como la segunda parte podrían englobarse en una asignatura que se denominaría periodismo científico o comunicación científica, muy común en las facultades anglosajonas y casi inexistente en los planes de estudios de las universidades españolas.

Con estas medidas no sólo se favorecería la divulgación de la ciencia sino que se pondrían las bases para evitar otro grave problema: la excesiva inclusión de anglicismos científicos en el idioma español, mencionado por la profesora de Historia de la Ciencia de la Universidad de Salamanca Bertha Gutiérrez Rodilla en su libro "La ciencia empieza en la palabra" (10). En él recuerda que la falta de expertos divulgadores de la ciencia en los periódicos ha propiciado que éstos en sus manuales de estilo no hagan caso al lenguaje científico, dejando la responsabilidad de la elección del término adecuado en manos del redactor.

Referencias

1 Fernández del Moral, Javier. Fundamentos de la información periodística Especializada. Editorial Síntesis. 1993.

2 Snow, C.P. El conflicto de las dos culturas. Proezas del pensamiento. México 1965.

3 Calvo Hernando, Manuel. Manual de periodismo científico. Colección Comunicación. Bosch, 1997.

4 Nelkin, D. Selling Sciences. How the press covers science an technology. Freeman, New York, 1987 (edición española: La ciencia en el escaparate, Fundesco, Madrid.)

5 Degarmo, Scott. "An editor takes a survey: are scientist better writerrs than non scientist?" NASW News letter, 1981.

6 Burhnam, John C. "How superstition won and science lost". Popularizing science and health un the United States. Rutgers University Press. 1988.

7 Abramczyk, Julio. "La universidad y el periodismo científico". Revista Arbor. Ciencia, Pensamiento y Cultura. Números 534 y 535, junio-julio de 1990. Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

8 García Guerrero, Miguel. Discurso de inauguración del II Congreso Nacional de Periodismo Ambiental. Actas de este congreso editadas por la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA). Madrid. 1998.

9 Muñoz, Emilio. "La nueva dimensión de la comunicación científica", conferencia recogida en las actas del I Congreso Nacional de Periodismo Científico. Madrid.
1990.

10 Gutiérrez Rodilla, Bertha. "La ciencia empieza en la palabra. Análisis e historia del lenguaje científico". Ediciones Península. 1998.

Bibliografía

Artículos científicos de The New York Times. Editores y reporteros de ciencia. Editado por Richard Flaste. 1992.

Alcoba, Antonio. Especialización: el futuro del periodismo. 1988.

Brajnovic, Luka, El ámbito científico de la información, 1991.

Burkett, David Warren, Writing Science News for the Mass Media. Gulf Publishing Company. Houston, Texas, 1965.

Burkett, David Warren, News reporting: science, medicine and high tecnology, The Iowa State University Press, 1986.

Calvo Hernando, Manuel, Periodismo científico. Ed. Paraninfo, Madrid, 1992.

Cohn, Víctor, Ciencia, periodismo y público. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1993.

Cornell, James (editor), The International Popularization of Science, International Science Writers Assosiation, Cambridge, M A, 1986.

Deason, Hilary, J., A Guide to Science Reading. The American Association for the Advancement of Science.

Educación científica y difusión de la ciencia. Asociación Española para el Progreso de las Ciencias. Madrid, 1958.

El periodista científico toca la puerta del siglo XXI. Convenio Andrés Bello-Fundación Konrad Adenauer, Bogotá, 1988.

Encuentro de Periodistas Científicos Europeos. CSIC, Madrid, 1989.

Fayard, Pierre, La comunication scientifique publique. De la vulgarisation á la mediatisation. Chronique sociale, Lyon, 1988.

Friedman, S. Sciences and Juornalists. Reporting Science as News. Free Press , New York, 1986.

Hoover, Hardy, Essenntials for the scientific and Technical Writer. Dover Publications, Inc. New York, 1980.

Montgomery, David, Marketing científico, 1976.

De Pablos, José Manuel, Doñana y ciencia española. Épica Editorial, Tenerife,1989.

De Pablos, José Manuel, Nuestra Salud, Épica Editorial, Tenerife, 1989.

De Pablos, José Manuel, La aventura de conocer el mundo, Épica Editorial, Tenerife, 1989.

De Pablos José Manuel, La infografía, magnífica herramienta de apoyo al periodismo científico. Revista Quark, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, 1998.

De Pablos, José Manuel, Las nuevas tecnologías generadoras de nuevas culturas. 1993.

Peset, José Luis, Ciencia y libertad: el papel del científico en la independencia americana.1987.

Pradal, Jean, La vulgarisation des sciences par l´écrit. Consejo de Europa.

Quand la science se fait culture. Actas del coloquio internacional con este título. Universidad de Quebec, Montreal, Canadá, 1994.

When science meets the public. Bruce Lewenstein, Editor. Américan association for the Advancements of Science. Washington D C, 1992.

Weber, Ma , El político y el científico, 1967.

Ziman, John M. El conocimiento público. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1978.

Trabajo presentado en la II Bienal de la Comunicación, celebrada en la Universidad de Cartagena (Colombia), en mayo de 1999.

Syllabus

UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación


ASIGNATURA: SEMINARIO DE PERIODISMO ESPECIALIZADO

CÓDIGO: CSC126

I. DATOS GENERALES

1. Escuela Profesional: Ciencias de la Comunicación

2. Año de Estudios: IV – CUARTO AÑO

3. Año Lectivo: 2010-II

4. Créditos: 04

5. Horas Semanales: Teoría 02 Práctica 02

6: Profesor Responsable: Ricardo Montero Reyes

II. SUMILLA

El estudio de la asignatura brinda al estudiante de Ciencias de la Comunicación el conocimiento de las técnicas, estrategias y contenidos empleados en el tratamiento de las noticias especializadas. Asimismo, explica la manera como el periodista se debe desempeñar de acuerdo al medio, la organización y actividades a cumplir en respuesta a la oferta laboral.

III OBJETIVOS

• Reconocer e identificar las fuentes, recursos y temas clasificados por especialidad.

• Capacitar al estudiante en la evaluación, análisis e interpretación de la opinión pública.

• Conocer y diferenciar las diversas técnicas de redacción por especialidad.

• Conocer las funciones, características de su labor y perfil del periodista especializado.

IV METODOLOGÍA

Desarrollo teórico-práctico con evaluación permanente. Los alumnos prepararán exposiciones, en las que analizarán y explicarán el desarrollo de las diversas especialidades del periodismo.

VI EQUIPOS Y MATERIALES

• Computadoras para las prácticas de redacción.

• Diarios y revistas para el análisis de casos.

IV PROGRAMACIÓN DE CONTENIDOS

UNIDAD I: Periodismo.

1. Definición de periodismo. Funciones del periodismo.

2. Definición de periodismo especializado. Funciones del periodismo especializado.

3. El periodista especializado.

4. Ventajas y desventajas de la especialización.

UNIDAD II: LA ORGANIZACIÓN DE LA REDACCIÓN PERIODÍSTICA.

1. Cómo está organizada la redacción de un periódico.

2. Funciones del director, editor general, jefe de informaciones, editores de secciones, redactores, correctores, diseñadores, reporteros gráficos.

3. La división de la redacción en secciones.

UNIDAD III: CLASIFICACIÓN.

1. Clasificación según la periodicidad de publicación del medio de comunicación.

2. Clasificación según el formato.

3. Clasificación según la cobertura.

4. Clasificación según la especialización en el tratamiento de la información.

5. Clasificación según el carácter de la publicación (serios, populares, sensacionalistas, etc.).

6. Clasificación según la tecnología de los medios: la radio, la televisión, Internet.

UNIDAD IV: PERIODISMO LOCAL

Definición. Funciones. Características de la información local. Fuentes. Condiciones y deberes del periodista de locales. Papel del periodista de locales en la era global.

UNIDAD V: PERIODISMO POLICIAL/JUDICIAL

Definición. Funciones. Características de las informaciones policiales y judiciales. Fuentes. Condiciones y deberes del periodista de policiales y judiciales.

UNIDAD VI: PERIODISMO POLÍTICO.

Definición. Funciones. Características de las informaciones políticas. Fuentes. Condiciones y deberes del periodista de política. El concepto de objetividad. La interpretación y la opinión política.

UNIDAD VIII: PERIODISMO ECONÓMICO.

Definición. Funciones. Características de las informaciones económicas. Fuentes. Condiciones y deberes del periodista de economía.

UNIDAD VIII: PERIODISMO CULTURAL Y CIENTÍFICO.

Definición. Funciones. Características de las informaciones culturales y científicas. Fuentes. Condiciones y deberes.

UNIDAD IX: PERIODISMO DEPORTIVO.

Definición. Funciones. Características de las informaciones deportivas. Fuentes. Condiciones y deberes.

UNIDAD X: PERIODISMO DE ESPECTÁCULOS.

Definición. Funciones. Características de las informaciones del espectáculo. Fuentes. Condiciones y deberes.

UNIDAD XI: PERIODISMO ECOLÓGICO.

Definición. Funciones. Características de las informaciones ecológicas. Fuentes. Condiciones y deberes.

UNIDAD XII: PERIODISMO TURÍSTICO.

Definición. Funciones. Características de las informaciones turísticas. Fuentes. Condiciones y deberes.

UNIDAD XIII: PERIODISMO DE PROVINCIAS.

Definición. Funciones. Características de las informaciones de provincia. Fuentes. Condiciones y deberes.

UNIDAD XIV: PERIODISMO INTERNACIONAL.

Definición. Funciones. Características de las informaciones internacionales. Fuentes. Condiciones y deberes.

UNIDAD XV: PERIODISMO INSTITUCIONAL.

El proceso de diagnóstico. La planificación, ejecución y evaluación de actividades. Tratamiento de la opinión pública. Perfil, funciones y responsabilidad del periodista organizacional.

VII EVALUACIÒN

Se tomarán dos exámenes parciales y uno final. A las notas de estas evaluaciones se le añadirán las que se obtengan en las prácticas que se tomarán en el semestre. De esta manera se obtendrá un promedio final.

VIII BIBLIOGRAFÍA

GÉNEROS PERIODÍSTICOS INFORMATIVOS. CARL N. WARREN. Editorial A.T.E., Barcelona,
1975.

EL BLANCO MÓVIL, CURSO DE PERIODISMO. MIGUEL ANGEL BASTENIER. Ediciones El País, Madrid, 2001.

CÓMO SE ESCRIBE UN PERIÓDICO. MIGUEL ÁNGEL BASTENIER. Fondo de Cultura Económica, Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Colombia, 2009.

LOS ELEMENTOS DEL PERIODISMO. BILL KOVACH. TOM ROSENSTIEL. Ediciones El País, Colombia, 2004.

ESCRIBIR EN PRENSA. JOSÉ LUIS BENAVIDES LEDESMA Y CARLOS QUINTERO HERRERA. Pearson Educación, Madrid, 2004.

PERIODISMO CIENTÍFICO. MANUEL CALCO HERNÁNDO. Editorial Paraninfo, Madrid, 1977.

EL PERIODISMO CULTURAL Y EL DE ESPECTÁCULOS. Kristhian Ayala Calderón y Enrique León Huamán. Universidad de San Martín de Porres. Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación, Lima, 2000.

CÓMO HACER PERIODISMO DEPORTIVO. ANTONIO ALCOBA LÓPEZ. Editorial Paraninfo, Madrid, 1993.

HISTORIA DE LA NOTICIA: UN SIGLO DE HOMICIDIOS A SANGRE Y TINTA.

JORGE SALAZAR. Universidad de San Martín de Porres. Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación, Lima, 1996.

HISTORIA DE LA NOTICIA: UN SIGLO DE HOMICIDIOS VOL. II.

JORGE SALAZAR, Universidad de San Martín de Porres. Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación, Lima, 2001.

HISTORIA DE LA NOTICIA III: LA GUERRA Y EL CRIMEN. DE MATAR Y MORIR. UN SIGLO DE HOMICIDIOS EN EL PERÚ. JORGE SALAZAR. Universidad de San Martín de Porres. Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación, Lima, 2004.

HISTORIA DE LA NOTICIA IV: LA SANGRE DERRAMADA. JORGE SALAZAR, Universidad de San Martín de Porres. Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación, Lima, 2007.